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Blog de Lucas Diponto Repenique

El Escritor

El pobre escritor ya no podía escribir. Sólo podía escupir sobre la gente, despreciar al mundo, odiar la indiferencia. Asqueado por si mismo. Odiandose. Feo. Sin ganas. Sin posibilidades. Nunca se había dado cuenta de su dolor. Siempre se lo ocultaba a su conciencia, tapándolo con su orgullo. Y había vivido en esa felicidad ausente del que no pide nada. Y nada necesita. Pero su pobre inocencia no pudo resistir el más doloroso golpe. Cuando aquella a la que amaba le demostró lo inútil y feo que era. Le demostró cuánto tiempo había malgastado haciéndose vanas ilusiones. Esperando a la mujer que no había de llegar. Ella le rompió el corazón. Se lo rompió en mil pedazos. Pedazos que él no quería volver a recomponer. No había ya un motivo para hacerlo. Él ya no quería vivir. Ya no quería su vida. La tiraría al pozo más hondo. Aquellas novelas cortas que escribía, hablando de las cosas maravillosas que cualquiera podía encontrar en el más nimio de los detalles, se habían convertido en un balbucear de reprobaciones, quejas, ascos, odios, desprecios, insultos hacia si mismo, por cómo había sido tán inocente. ¿Qué haría a partir de ahora?. ¿Qué haría?.

Sólo le quedaban sus largos paseos. Seguía observando a la gente. Seguía distrayéndose con los personajes que a su alrededor circulaban. Pero ahora había un elemento más. Una tristeza. Una amargura. Una pesadez que le oprimía el pecho cuando miraba a la gente. Por lo que no era, y por lo que deseaba y no podía. Languidecía mirando su taza de café. Volvía a su casa asqueado. Con ganas de romperlo todo por la estupidez de la gente. Llegaba a su casa, y otra vez solo le salían palabras que escupían al mundo. Odio. La gente es estúpida. No hay nadie bueno. Todos son fantasmas. Todos son feos. Al acabar el día, un mal sabor de boca, como el que te deja una caja de pitillos fumada en una hora. Tirarse en la cama. Y caer en el sueño. En su sueño todo era oscuro, tétrico. Construcciones que se elevaban más allá de la vista. Escaleras interminables que bajaban, siempre bajaban. Él escapando, perseguido por algo que no veía. Bajando escaleras, atravesando pasillos, saltando muros. Y de pronto, se paró. Empezó a escuchar una serena melodia. De esas que no piden nada. Que dan todo lo que tienen. Y que embriagan con sus notas. El monstruo que lo seguía se fue ralentizando, y fue marcando su paso lento como un reloj. La melodía seguía el ritmo. Él se sintió aliviado. Reconfortado por el acompasado ritmo y la dulce melodía. Quiso saber de dónde procedía. Empezó a dirigirse hacia un lado, pero la melodía parecía venir de todas partes. Miró a su alrededor, y vió un espejo. Se paró delante de éste y miró. Vió que era él, que silbaba esa melodía. Él podía hacer surgir algo bello. Y se emocionó. Entonces pensó. Miró al espejo y vió al fondo un hermoso paisaje en las montañas. Plagado de flores, árboles, y nubes, cielo. Eso era lo que veía en el espejo. Entonces decidió silbar más alto. EL escenario tétrico que lo rodeaba empezó a temblar. Las construcciones empezaron a vibrar, y la oscuridad se fue iluminando. Un sol empezaba a aparecer detrás suyo que iba coloreando todo. El sol derritió las construcciones que dejaron paso a los árboles. Las plantas surgieron de la tierra. Las flores brotaron. Todo a su alrededor era hermoso. Y él lo había provocado. Entonces volvió a mirar al espejo. Y se vió. Él era una luz intensa. Una fuerza luminosa que iluminaba todo. Él era el sol que había aparecido en el paisaje alrededor.

Despertó y se dió cuenta de que valía la pena esperar, para ver lo hermoso que podía ser el mundo. Para él, alguna vez. Otra vez.

3 comentarios

luquitas -

ola portia esto es 2008 y acabo de ver tu comentario... me ha gustado mucho que escribierasme... a ver si continuo escribiendo yo algo... me gusta mucho.. besos

Portia -

Saludos ,solo decirte q me ha gustado mucho tu blog.
Yotambien soy una compañera de fatigas,supongo q sabrás de q hablo:),entiendo como te sientes.Mucha suerte desde el sur de España,y recuerda q tambien se puede
sonreir al borde de la vida.
T e deseo lo mejor. :)

silvia -

es una parabola de vivir.
como lo ke tenemos y no vemos...el desastre de no sacarlo, de empeñarnos en lo oscuro.
si que tenemos eso dentro seguro
:)